"Con
tan solo 14 años, cada chico/a tiene su manera de ser pero siempre
intentando
26 de septiembre de
2011
encajar
en un grupo social al que, sin ningún motivo, no te dejan entrar. Da igual
la
razón o el aspecto, sólo se necesita alguien del otro “bando” que dé la
iniciativa,
alguien
con mucha menos autoestima que su víctima, pero eso sí, con muchas
más caras sonrientes y malévolas que le
acompañan y que están deseando reírle una “gracia” a ese pequeño Satanás.
Todo es como una bola de nieve, cuando empieza uno, sus
discípulos, que sin la ayuda del líder se sienten “orgullosos” de seguir sus
pasos, comienzan el día a día martirizando.
Da igual lo que haga o lo que diga, siempre está en el punto
de mira, es más, esos carroñeros están deseando verle aparecer por la puerta
para empezar su ensañamiento diario, necesitan su dosis de maldad.
Antes, se encerraban en sus casas al terminar su dura e
interminable jornada escolar y ahí se sentían ellos mismos y disfrutaban de una
tranquilidad que sólo en su habitación podían sentir: el día siguiente sería otro
igual de espantoso.
Es como un juego en el que para estar a salvo debes llegar a
casa. Esa casa, es su refugio, ahí se siente seguro ante la ignorancia de unos padres que creen
saberlo todo, aunque probablemente ellos no tengan la culpa. Vive en el
silencio, pocas veces suele pedir ayuda,
le han enseñado bien eso de no ser un chivato. Incluso puede llegar a pensar
que es él el culpable tras un proceso de
acoso tan prolongado, “eso de no encajar
en el grupo puede que sea culpa mía” se dice. Probablemente de alguna
manera sea una amenaza para el resto del
grupo, algo habrán visto en ese chaval que envidian de él; simplemente que sea
sencillo, responsable, sincero, amigo de sus amigos… un chivo expiatorio, mezclado con un blanco
fácil de diversión añadida.
Pero ahora, ahora la vida online se alía a sus verdugos, las
pequeñas víctimas ya no se sienten seguras ni en su propia casa. Cualquier tipo
de comentario, imagen o vídeo que pueda dañar su integridad moral es válida en
éste acoso que se va modernizando con las nuevas tecnologías."
más caras sonrientes y malévolas que le
acompañan y que están deseando reírle una “gracia” a ese pequeño Satanás.
Todo es como una bola de nieve, cuando empieza uno, sus
discípulos, que sin la ayuda del líder se sienten “orgullosos” de seguir sus
pasos, comienzan el día a día martirizando.
Da igual lo que haga o lo que diga, siempre está en el punto
de mira, es más, esos carroñeros están deseando verle aparecer por la puerta
para empezar su ensañamiento diario, necesitan su dosis de maldad.
Antes, se encerraban en sus casas al terminar su dura e
interminable jornada escolar y ahí se sentían ellos mismos y disfrutaban de una
tranquilidad que sólo en su habitación podían sentir: el día siguiente sería otro
igual de espantoso.
Es como un juego en el que para estar a salvo debes llegar a
casa. Esa casa, es su refugio, ahí se siente seguro ante la ignorancia de unos padres que creen
saberlo todo, aunque probablemente ellos no tengan la culpa. Vive en el
silencio, pocas veces suele pedir ayuda,
le han enseñado bien eso de no ser un chivato. Incluso puede llegar a pensar
que es él el culpable tras un proceso de
acoso tan prolongado, “eso de no encajar
en el grupo puede que sea culpa mía” se dice. Probablemente de alguna
manera sea una amenaza para el resto del
grupo, algo habrán visto en ese chaval que envidian de él; simplemente que sea
sencillo, responsable, sincero, amigo de sus amigos… un chivo expiatorio, mezclado con un blanco
fácil de diversión añadida.
Pero ahora, ahora la vida online se alía a sus verdugos, las
pequeñas víctimas ya no se sienten seguras ni en su propia casa. Cualquier tipo
de comentario, imagen o vídeo que pueda dañar su integridad moral es válida en
éste acoso que se va modernizando con las nuevas tecnologías."

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