domingo, 24 de enero de 2016

PEQUEÑA NOTA A VÍCTIMAS DE BULLYING

Hace años escribía una breve nota en una red social acerca del acoso escolar, una pequeña memoria a las víctimas de esta lacra social que se asienta en nuestros pequeños. En la nota hago mención únicamente a las víctimas activas de dicha persecución, pero no quiero olvidar y de hecho quiero resaltar, que en este fenómeno, los acosadores son también víctimas de sus propios actos. Niños y niñas que acosan posiblemente empujados por diversas variables biológicas y psicosociales que, tarde o temprano también repercutirán en su futuro. Por tanto, no ignoremos que la prevención en este ámbito es esencial y prioritaria. No olvidemos que son niños, que tanto a víctimas como victimarios les queda toda una vida por delante.





    "Con tan solo 14 años, cada chico/a  tiene su manera de ser pero siempre intentando
encajar en un grupo social al que, sin ningún motivo, no te dejan entrar. Da igual
la razón o el aspecto, sólo se necesita  alguien del otro “bando” que dé la iniciativa,
alguien con mucha menos autoestima que su víctima, pero eso sí, con muchas
más  caras sonrientes y malévolas que le
acompañan y que están deseando reírle una “gracia” a ese pequeño Satanás.

Todo es como una bola de nieve, cuando empieza uno, sus
discípulos, que sin la ayuda del líder se sienten “orgullosos” de seguir sus
pasos, comienzan el día a día martirizando.

Da igual lo que haga o lo que diga, siempre está en el punto
de mira, es más, esos carroñeros están deseando verle aparecer por la puerta
para empezar su ensañamiento diario, necesitan su dosis de maldad.

Antes, se encerraban en sus casas al terminar su dura e
interminable jornada escolar y ahí se sentían ellos mismos y disfrutaban de una
tranquilidad que sólo en su habitación podían sentir: el día siguiente sería otro
igual de espantoso.

Es como un juego en el que para estar a salvo debes llegar a
casa. Esa casa, es su refugio, ahí se siente seguro  ante la ignorancia de unos padres que creen
saberlo todo, aunque probablemente ellos no tengan la culpa. Vive en el
silencio, pocas veces suele  pedir ayuda,
le han enseñado bien eso de no ser un chivato. Incluso puede llegar a pensar
que es él el culpable  tras un proceso de
acoso tan prolongado, “eso de no encajar
en el grupo puede que sea culpa mía” se dice. Probablemente de alguna
manera sea  una amenaza para el resto del
grupo, algo habrán visto en ese chaval que envidian de él; simplemente que sea
sencillo, responsable, sincero, amigo de sus amigos…  un chivo expiatorio, mezclado con un blanco
fácil de diversión añadida.

Pero ahora, ahora la vida online se alía a sus verdugos, las
pequeñas víctimas ya no se sienten seguras ni en su propia casa. Cualquier tipo
de comentario, imagen o vídeo que pueda dañar su integridad moral es válida en
éste acoso que se va modernizando con las nuevas tecnologías."


                                                                                                          26 de septiembre de 2011                                               




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